London Collections Men: Pasarela británica que se rinde ante Tindr, Grindr, Pornhub, la experimentación deportiva y los sonidos conceptuales.
Es bien cierto que el sexo siempre es una
estrategia para vender; tanto que en los 90 muchos se llevaron las manos a la
cabeza cuando Tom Ford decidió crear el pornchic para Gucci. Logró que se escandalizarán, y
formularán el ¿Cómo algo tan elemental, tan
evidente como el sexo pudo tener semejante éxito? ¡Fácil!
Gucci ilustró su publicidad con un pubis rasurado y modelos que
posaban en actitud no sugerente, sino claramente pornográfica. Su provocativa
sexualidad consiguió superar el erotismo digerible que ya triunfaba en marcos
como Dolce & Gabbana, Roberto Cavalli o Versace.
Dos décadas después, la moda vuelve a someterse
al imperio de la fantasía sexual, sólo que ahora lo hace en un aspecto formal. Por
ejemplo Nicola Formichetti, director
artístico de la casa italiana Diesel, anunciará los diseños de esa firma en las
plataformas Tinder, Grindr, Pornhub y YouPorn. ¡WOW! Con esto
apreciamos que el sexo en realidad vende. Algo tan viejo, y tan eficaz.
Con semejante calentura, se apreció London
Collections: Men, la semana de la moda masculina que lleva despertando
conciencias desde 2012. Este revival de
la revolución sexual, alcanzó su cénit en los años 70 con la liberación LGBT y
la segunda ola del feminismo –el derecho al aborto y los métodos
anticonceptivos centraron el debate en muchas sociedades–, ha tenido un reflejo
en las colecciones presentadas.
Hoy el debate en la moda lo copan los nuevos
límites de los géneros. Así el estilo de los 70 ha vuelto a abrazar múltiples colecciones. Mientras
Stuart Vevers para Coach se ha inspirado en looks que llevó el cantante Bruce
Springsteen a lo largo de esa década, los diseños de Topman Design han sido un
reflejo de la reciente pauta impuesta por Alessandro Michele en Gucci –los
kimonos de terciopelo de color fuego y la sastrería ampulosa redefinen las
siluetas clásicas de la firma–. Oliver Spencer, uno
de los diseñadores más racionales y pragmáticos de la pasarela londinense, hizo
un homenaje discreto, digerible y comercial de aquellos años, puesto que hace
seis meses su obsesión se centró en una sastrería contemporánea que, de nuevo,
no pecó por exceso ni por defecto.
Burberry, que por primera vez ha presentado
sus tres líneas masculinas –Prorsum, Brit y London– bajo el mismo paraguas,
también se inspiró en la decáda de los 70. La firma comandada por Christopher
Bailey ha celebrado la redefinición de las formas exteriores mediante trenchs
reeditados, abrigos acolchados, chaquetones militares y parkas…
Algo innovador fue que el espectáculo lo retransmitieron en directo a través de
su nueva app para
Apple TV, siendo la primera vez que una marca de lujo utiliza esta plataforma.
Se trata de la última de una serie de innovaciones digitales que han creado
entre Burberry y Apple.
Sarah Burton, por su parte, ha explorado en
Alexander McQueen los confines de la sastrería contemporánea y ha rescatado los piercing
faciales que ya propuso Riccardo Tisci para Givenchy hace unos
meses. Alguien que volvió al circuito londinense
por la puerta grande fue Moschino. Gracias
a su director creativo, Jeremy Scott, que ya cuenta con los galones suficientes
como para controlar la casa italiana a su antojo. En Londres presentó la
colección masculina y la pre-fall femenina de forma conjunta. Para el
próximo otoño/invierno sus hombres vestirán falda, trajes pintados por la
pareja de artistas Gilbert & George, cazadoras bomber y
botas militares.
Como podemos ver el sexo, el deporte y la
experimentación cromática y de siluetas definirán el próximo invierno, meses en los que, más allá de las prendas,
nos abrigaremos al calor de la pantalla de un smartphone. El porno ya no es chic,
sino un recurso visceral y necesario ¿o no?
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